sábado, 5 de julio de 2008

No logro entenderte, entenderme

Miro tus ojos, me derrito.

Contemplo tu sonrisa imperfecta, me dan ganas de besarla. Quiero arrancar, abrázame.

Quiero entenderme.

Caminamos por las mismos lugares en los que alguna vez me dijiste “me gusta caminar contigo”, y yo levantaba la cabeza para sentir la lluvia, sentir como las gotas frías no me despertaban de un sueño, era realidad. Y mientras caminamos me pregunto cómo podría hacer desaparecer todo el mundo, abrazarte, quedarme en tu regazo sintiendo el viento, viendo las hojas caer.

Quítame el llanto, dame vida, desaparece, aléjate, perdóname, mírame a los ojos, dime que me amas, que te quedarás conmigo toda la vida, despídete, deja una carta de amor.

Sonríeme, grítame, despréciame y bésame.

Invítame un café, róbame la palabra y pide ése, el que yo quiero, tíramelo en la cara, límpiame, párate.

Desnúdate, desnúdame, excítate, ríete de mis imperfecciones, mófate, hiéreme.

Haz lo que sea, pero déjalo claro.

Quizás te lo he dicho alguna vez, me encanta el invierno, los días grises, los árboles llorando me ponen más sensible, más sensitivo.

Pero se convierte en un alma de doble filo, puedo sentir más, disfrutar de tu presencia, sentir más mis sonrisas, y a la vez llorar más tu ausencia, sentirme agobiado por tener que forzar risitas, por no saber que hacer, por no sentir tu apelación.

Qué mierda me pasa, qué siento, qué quiero, qué espero de ti, de mi, de nosotros, qué me gustaría que pasara!

Acaso alguna vez lo tendré claro?

Acaso alguna vez me sienta tranquilo?

Acaso alguna vez realmente te desee, te ame, te extrañe?

domingo, 8 de junio de 2008

Entre nicotina y cafeína


Rutina diaria del mes de mayo

Me da un capuchino vainilla, por favor?

No tiene?

Entonces, un espresso, gracias.

Sí, grande.

Chao!

Lo bebo con desagrado, no me gusta lo amargo, pero las pocas horas que dormí no son suficientes para mantenerme despierto, escuchando la cátedra.

Me agobio.

Los conceptos llegan a mi cabeza, me dan asco.

Repudio todo término científico, me aterroriza pensar que hay aun más.

Cerraría el libro, los ojos y me entregaría a la nada.

Si se me diera la opción, dejaría todo hasta aquí, los estudios, las relaciones, la vida.

Es que estoy cansado de vivir?, o es que acaso no estoy viviendo?

Algún día te pediré que me acompañes, iremos al bosque, me verás caminar torpemente sobre el suelo enraizado, me verás sudar y sonreír, cuando llegando a la cima, extienda los brazos, y tome una bocanada de aire, dé la vuelta y te sonría, y te diga “no ves que es lindo?”. Durante la noche, me verás abstraído, mirando las estrellas. Intentarás conversarme, pero yo sólo miraré hacia arriba, boquiabierto, viendo como se cruza una estrella fugaz, te preguntaré “qué dijiste”, y me responderás que nada, que no importa. Alguna mañana te levantarás y no estaré a tu lado, habré salido a dar una vuelta, a mojar mis blancos pies en el río, me encontrarás mirando el torrente, tirando alguna piedra. Te miraré y sonriéndote te pediré un beso. Pasará un camión, frunciré el ceño y moveré la cabeza en señal de repudio, pero no me importará, la hora de almuerzo está pronta y habrá que hacer una fogata. Te pediré que ese día no salgamos, nos quedemos en la carpa, descansemos, querré ver tu rostro todo el día, te contaré que la noche anterior me puse idiota, te pediré perdón y haremos el amor. Me preguntarás, en qué piensas, y te responderé, es que nunca dejas nada para la imaginación?, me dirás que querías saber, y te diré, nada, estaba recordando la vida en la ciudad, me quedaré callado y me preguntarás, y qué sientes ahora, encontraste lo que viniste buscando?, me reiré y fruncirás el ceño, te responderé, sabes qué, aún no encuentro respuestas, pero aquí, no me siento como en ese mundo. Luego mis ojos se pondrán llorosos, habré recordado que en unos días más volvería a Santiago, que en poco tiempo no sabría nada de mí, no sabría nada de ti, volverían las náuseas permanentes, el nudo en la garganta, los dolores de cabeza, los gritos, mis noches en vela. Te preguntaré si mejor nos quedamos allí, me dirás que no tienes intención de volver. Lloraré, sí, lloraré porque habré dejado todo atrás, las imágenes difusas se mantendrían en mi retina, de color gris, pero el verde del paisaje las relevará. Esa noche cerraré los ojos por última vez, la mañana siguiente me cubrirás con hojas, mis pies descalzos, ropa holgada, me darás un beso en la arrugada frente, tomarás tus cosas y volverás, con la mirada distraída, triste. Pero te digo de antemano, gracias.

...

Anday con cigarros?, Dame uno, se me acabaron (los que habría comprado el día anterior). Vale, gracias.